viernes, 14 de enero de 2011

Historias de Vida: Justo Miranda


Hoja de Vida

Nombre: Justo Miranda Bustos
Fecha de nacimiento: 1931
Nacido en: Nicaragua
Años de trabajar en la UFco: 37 años
Lugar de Residencia: Barrio Bella Vista

Un largo viaje

Los papás lo trajeron de Nicaragua a Guanacaste y luego el solo se vino para Golfito en 1947.

Ya en Golfito

            Don Justo recuerda que “en 1941 comenzó la primera locomotora a correr, Nicaragüenses y Hondureños eran llevados a trabajar en las fincas a volar hacha y machete, era trabajo duro”.

Comenzó a trabajar en 1948 en construcciones y en el muelle, teniendo solo 16 años, por lo cual no podía firmar un contrato con la compañía porque era menor de edad y la cedula de identidad la obtenía hasta los 21 años.

            Una vez  que cumplió 21 años, en 1952 firma un contrato formal con la compañía y entra a trabajar en el taller mecánico limpiando los vieles de las locomotoras, luego lo ascendieron a fogonero ayudando al maquinista a mantener el fuego de la maquina de vapor.

            Después de un tiempo trabajando como fogonero paso a ser holán, era a lo que actualmente se llama capataz, en este puesto, tenia a su cargo una cuadrilla de personas encargadas de las labores de la locomotora.

            Además fue ferrocarrilero, manejo todas las locomotoras, de vapor de diesel  cuando llegaron las  maquinas electro diesel empezaron a sustituir a las de vapor.

Recibían los pagos por medio de cheques, “en el muelle había una oficina de  pagaduría, barco que terminado, barco pagado”. En las fincas los salarios eran, trabajaban 8 horas y les pagaban  ¢7 y 20 centavos, pero cuando les tocaba conchar fruta (jalar banano) el pago era un cinco por cada fruta, si se hacia en mula podían llevar dos frutas (racimos de banano) por cada viaje y pagaban un cinco por cada mula.

            Cuando trabajo en el ferrocarril ganaba ¢1 y 40 centavos  la hora, tenia un horario que entraba a las cuatro de la tarde y salía a la media noche o de 12 de la noche a 8 de la mañana.

Otra manera de ganar dinero eran realizando lo que llamaban chambas, una era, forrar los vagones que transportaban el banano con cascaras del tallo del banano para que la fruta no se golpeara.

            “Recuerdo que en el año 55 hubo un choque donde casi pierdo mi pierna, choco la maquina 91 con la 82”.

Beneficios que existían trabajando en la Compañía

            Cada finca  tenia su comisariato para los trabajadores y les vendía a precio costo. “Todas las escuelas estaban a cargo de la compañía y a los maestros que laboraban en las escuelas la compañía les dio casas y actualmente estos viven en ellas”.

            Como olvidar el regalo que la Compañía daba a sus trabajadores cuando cumplieran los 25 años de labor, “regalaban relojes de oro a los que cumplíamos 25 años”. Don Justo fue uno de los trabajadores que logro obtener el tan comentado incentivo y su reloj lleva grabado en la parte trasera la siguiente leyenda: “25 YEARS SERVICE UNITED BRANDS COMPANY”, y hasta el día de hoy esta como nuevo.

En Diciembre la compañía hacia fiestas para celebrar el fin de año, estas las hacían en “La Papota” daban comida por montones a toda la familia de los trabajadores. “Y preparaban Chucula esta era una mezcla de whisky y otros licores muchos quedaban volcados cuando tomaban esto”.

A los trabajadores la Compañía les daba las casas gratis, pero “habían varios tipos de casas:
Los barracones: en estos vivían ocho familias por cada barracón con baños públicos y lavanderías publicas.
Las casas tipo Turrón: Dos casa pegadas, podían vivir dos familias pero compartían baño.
Las casas tipo forma: Una sola casa para una familia con baño propio.
Las casas tipo K: Dos casas pegadas para dos familias pero con baño cada una”.
Don Justo relata que “vivir en las casas tipo turrón era un problema, porque como las dos familias compartían baño, se daba que una familia salía y le dejaba las dos puertas del baño cerradas y la otra familia no podía utilizar el baño hasta que la otra volviera”.

Cuando se acabo la fruta

        Así llama Don justo para referirse a cuando la Compañía Bananera abandono las plantaciones y se marcho, “se acabo la fruta”. Cuando esto ocurrió la Compañía dio aguinaldos a todos sus trabajadores y le pago las prestaciones. “Yo recibí varios aguinaldos ese mismo año, los que ganábamos por mes obtuvimos ese beneficio y los demás trabajadores que ganaban por quincena reclamaron”.

            Para que se nos pudieran vender las casas, “los ferrocarrileros tuvimos que enviar a un delegado a la casa presidencial para que nos vendieran las casas”. Esto porque cuando la compañía se fue dejo las casas a los trabajadores pero como todo lo que quedo en Golfito quedo en manos del estado este también quería las casas entonces se decidió venderlas a cada familia que habitaba en ellas. “Yo pague ¢32 000 por mi casa y aún vivo aquí”.

            Don Justo relato que la causante para que se fuera la bananera era por un impuesto que el gobierno le iba a cobrar a la compañía por cada caja de banano que saliera del puerto este impuesto era de un cinco por cada caja y aproximadamente se exportaban medio millón de cajas por semana, a lo cual el mandamás explico que no les era rentable pagar ese impuesto y por esto decidieron marcharse de la zona.

Fotos actuales del reloj obtenido en 1973

                                  

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