viernes, 14 de enero de 2011

Historia de Vida: Rafael Mora

Hoja de Vida

Nombre: Rafael  Mora Porras
Fecha de nacimiento: 5 de Octubre 1939
Nacido en: Orotina, Costa Rica.
Años de trabajar en la UFco: 16 años
Lugar de Residencia: Barrio Bella Vista


La Llegada a Golfito

Nacido en Orotina el 5 de Octubre de 1939, se traslado a Golfito con un amigo en 1956, al tener 17 años, el motivo de su viaje fue que tenia un hermano que ya estaba instalado en Golfito y era dueño de los buses que existían, entonces don rafa se vino a trabajar con el hermano como cobrador de los buses. Así nos relato,  “Cuando llegue a Golfito la Compañía ya estaba instalada”. En Golfito conoció a su señora Virginia Miranda Cabezas y se casó a los 37 años.

Recuerdos de su paso por la Compañía

El 10 de agosto de 1970 comenzó a trabajar con la Compañía, comenzó sus labores limpiando locomotoras, luego de un tiempo lo ascendieron a ayudante de  maquinista y luego fue maquinista. Manejo maquinas de diesel que eran tipo 50 y se usaban para meterlas al muelle, y las de vapor que manejo fueron la 81,82 y 84 viajaban hacia Palmar, Coto y Laurel.
Estas maquinas salían de Golfito a recoger banano paro también algunas se adaptaban para trasladar pasajeros, los trenes con  pasajeros salían hacia Palmar Norte a las 6:00am y hacia Laurel a las 8:00am.
El sueldo lo recibía por mes laboraba 208h por mes después de eso eran horas rojas (extras) comenzó ganando ¢300  por mes pero luego como lo iban ascendiendo llego a ganar (¢700 u ¢800) le pagaban por medio de cheques que tenia que ir a cambiar a las oficinas administrativas.
No existía un horario de trabajo para los ferrocarrileros, su horario de trabajo era hasta que la maquina fuera a cargar banano a las fincas o a palmar y cuando llegara de vuelta a Golfito había terminado su jornada diaria, pero existían varias rutas y labores que realizar para cada día.

Beneficios que existían trabajando en la compañía
Para las compras de los alimentos y necesidades básicas de la casa las conseguían en el merchandise porque era donde existían los mejores precios y se conseguía de todo (Ropa, Alimentos, Bicicletas), pero todo eran productos que la misma compañía  importaba,  nada era nacional.
“La Compañía nos daba la casa, el agua y la luz gratis y las reparaciones que la casa ocupara”. “La Compañía Bananera fue un gran  patrón, porque nunca se atrasaba en ningún pago, ni tampoco quedaba debiendo ni un solo colon a sus empleados”.
El hospital también era de la Compañía y les rebajaban de planilla para poderlo utilizar sin embargo esto a futuro les perjudico porque al ser de la compañía no existía el sistema de cuotas que existe actualmente por lo cual todo los años que trabajaron para la compañía nunca obtuvieron ninguna cuota con la CCSS, lo cual les perjudico para poder obtener una pensión.
“Era fácil poder entrar a laborar en la compañía, no pedían como ahora bachilleres o títulos, no, la misma compañía te contrataba y te preparaba en el área donde te necesitará, por esto muchas de las personas que trabajamos en la compañía no saben ni leer ni escribir porque no iban a la escuela y desde jóvenes empezaban a trabajar ahí”.
Como incentivos a sus trabajadores les daba un reloj de oro a los veinticinco años de trabajar con ellos. Además tenían un comedor para todos los trabajadores de el muelle que le llamábamos “La Papota”.
Para el 1 de mayo que era el día del trabajador hacían partidos de futbol, había fiestas en el Latino y el Miramar para los trabajadores. “Algunas veces los ferrocarrileros no teníamos libre ese día porque nos correspondía trasladar a los invitados que se trajeran o a los trabajadores de Golfito para que jugaran en Palmar o en otros lugares”.
EL final llego
“Cuando la Compañía se fue todos quedamos desorientados, la mayoría de personas se fueron, las calles vacías, cuando la compañía se fue todo pasó a manos del estado”. Les vendió las casas de habitación a cada trabajador, la casa que el compro le costo ¢18000 eran 2 casas pegadas, una para la hija y otra para el.  Además la compañía  le pago las prestaciones a cada trabajador a Don Rafa le correspondió en ese tiempo ¢90 100 por los años laborados.

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